Exposición con obra de: A.J. Aalders, Lara Almarcegui, Maria Thereza Alves, Félix Arnaudin, Amy Balkin, Alessandro Balteo-Yazbeck en colaboración con Media Farzin, Bernd Becher y Hilla Becher, Étienne Denisse, Hubert Duprat, Giulio Ferrario, Ângela Ferreira, Anne Garde, Ambroise-Louis Garneray, Terence Gower, Rodney Graham, Ilana Halperin (también en el departamento de zoología de la Université de Bordeaux), Marianne Heier, Christina Hemauer y Roman Keller, Lucas Ihlein y Louise Kate Anderson, Jannis Kounellis, Martín Llavaneras, Erlea Maneros Zabala, Nicholas Mangan, Fiona Marron, Alexandra Navratil, Xavier Ribas, Alfred Roll, Amie Siegel, Lucy Skaer, Alfred Smith, Rayyane Tabet, Pierre Théron, Pep Vidal, Alexander Whalley Light, Stuart Whipps (también en el Musée des Beaux-Arts) así como documentos y ‘objetos significativos’ procedentes del fondo documental del CAPC, los Archives Bordeaux Métropole, los Archives départementales de la Gironde, y la colección geológica de la UFR Sciences de la Terre et de la Mer, Université de Bordeaux.
Con la participación de más de treinta artistas y un centenar de obras, la exposición ‘
4.543 millones. La cuestión de la materia’ exploró la intersección entre la producción artística, las colecciones de arte y las historias culturales con los procesos ecológicos y la
escala geológica del tiempo. Exploró la continuidad entre materiales y paisajes temporales mediante películas, obras gráficas, fotografías,
esculturas, documentos y otros objetos significativos partiendo de la anterior vida del
edificio del museo CAPC como
almacén de
productos coloniales, cuyas paredes de
piedra caliza fueron
extraídas de las profundidades de la Tierra y cuyas vigas de madera procedieron de un bosque del norte europeo.
Una de las propuestas centrales de la exposición fue considerar las obras de arte como parte integral de la
historia geofísica así como de la historia del arte. ‘
4.543 millones’ mantuvo una perspectiva micro-local como planetaria, reinterpretando las historias del arte como
fragmentos de narrativas más amplias sobre la Tierra y nuestra relación con ella. ¿Qué está en juego cuando el arte y los museos asumen una mayor conciencia temporal y material? ¿Cómo podrían trascender del marco espacial “piensa globalmente, actúa localmente” hacia una más amplia “piensa históricamente, actúa geológicamente”?
Además, la
exposición adoptó una visión situada del pasado, resistiéndose a narrativas simplistas culpando a la Modernidad o a la humanidad (en un sentido invariablemente abstracto) del desorden ecológico global. En consecuencia, los artistas abordaron las ramificaciones de las fuerzas coloniales, y los efectos intencionados que ejercen determinados individuos, políticas, estados y corporaciones en la interacción entre
agentes minerales y
procesos orgánicos que se han entrelazado con la cultura. Algunos proyectos documentales evidenciaron las tensas relaciones entre el arte moderno, el museo y la riqueza generada por la
industria extractiva, mientras que otras obras exploraron la economía, la
energía y los intercambios globales humanos y
no humanos desde enfoques
atmosféricos, fílmicos,
escultóricos o gráficos.